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Encuentros en Teherán

Sin duda, Irán era uno de los países que más nos intrigaba, en el cual nuestra meta de"llevar la voz de los jóvenes" cobraba todo su sentido. Con tantas imágenes en la cabeza y las explicaciones de Chach sobre la historia y el funcionamiento de aquel Estado religioso, obviamente nos preguntamos cómo los jóvenes salen y se conocen entre si. Todos los iraníes con los cuales charlamos nos aseguraron que los casamientos de conveniencia entre las familias no existían más y que las chicas no estaban tan sometidas a la elección de sus padres.

Sin embargo, si pasear con un hombre que no sea pariente o marido está totalmente prohibido, si todo contacto físico entre hombre y mujer es impensable en público, si los comedores universitarios y los cursos son separados por género, cómo los jóvenes logran encontrarse, hablarse, amarse?

Isa, Chach, Sanjév y Aurélie investigaron por su lado con los adolescentes, mientras que Chacha y Charlotte fueron a buscar qué pasaba con los más grandes.

 

Acta I. El "deporte" de la juventud mimada de Teheran

Una joven iraní de 19 años nos llevó al gimnasio, prometiéndonos una multitud de jóvenes para conocer. Debo reconocer que el lugar me parecía poco adecuado para hacer sociales pero me acordé de la pasión de los jóvenes por el fútbol e imaginé que se reunían allí para charlar sobre sus cuadros favoritos. Tan lejos de la realidad estaba yo... De hecho, se trata de un gran complejo deportivo con pileta, canchas de golf y tenis, restaurantes... en el cual hay que mostrar credencial en la entrada. El club es privado y reservado a los que pueden gastar 65 dólares por año para inscribirse.

Los adolescsentes (todos arregladitos y producidos para hacer deporte) pueblan los caminitos, chicos de un lado, chicas del otro. Tienen entre 14 y 18 años. Los primeros llevan las últimas zapatillas de moda, pantalones anchos y busos yankis; los velos de las segundas caen sobre su cabello y dejan ver rostros pintados con blush y lapiz labial. Cada uno pasea y una onda playa de verano al atardecer flota entre los árboles. Cargadas, chamullo, carcajadas, nos recordó nuestros 15 años!

Me acerco a una mesa ocupada por un grupo de chicas, una más histérica que la otra. Vienen aquí con la benedicción de sus padres porque el lugar es mucho más seguro que la calle en Teheran. Algún control de las actitudes sigue vigente: un viejo viene y hecha la barra alegre de su mesa, su comportamiento "no es bueno para el país". Una vez más, la hipocresía del régimen, o quizás su incapacidad en imponerse dentro de los jóvenes me parece evidente.

Todas encuentran aquí el único lugar para ellas y otros adolescentes. Se quejan del poco espacio que les es dedicado en el país. En los medios, nada se dirige hacia ellos, la vida pública está invadida por la política y les hace falta ocupaciones, actividades durante su tiempo libre... Una de ellas me cita el ejemplo de los jóvenes californianos para quienes fueron creados talleres de todo tipo al fin de luchar contra la toxicomanía. Con ese ejemplo, ella trata de expresar el hecho de que la negación de la jóven generación impuesta por los dirigentes puede llevar a graves excesos. Aquellos excesos fueron constatados por Chacha y Charlotte en los barrios "chics" de Teherán.

Acta II. Hábitos y costumbres de las fashion-víctimas de Teherán

Para los que tienen de 18 para arriba, el lugar de última moda en Teherán (desde 2-3 meses) se llama Ghandi. En principio, nada muy original. Simplemente coffe-shops, eso es bares que venden bebidas ligeras y helados, alrededor de un patio un poco sobreelevado comparado con la calle, en un barrio norte de Teherán muy paquete. Pero lo que hace la singularidad del lugar es su clientela.

Cuando llegamos, las mesas y las escaleras que van hasta el patio están repletas de gente. Grupos de jóvenes, a veces mixtos, entre 16 y 22 en promedio, charlan y parecen ocupados en mirarse de reojo, en espera. Nos miran con curiosidad, casi con interés. Los varones están bien vestidos, con camisa o remera, pelo gominado, algunos con las gafas de sol super moda, preferentemente rojas o naranja.

Sin duda, las que más nos sorprendieron fueron las chhicas. Las teheranesas comunes visten ropa negra, a veces el tchador, a lo mejor blanco o marrón. Ellas en cambio tienen un soplo de locura, a su manera. Siempre elegantes, siguen con lo ancho y lo largo, pero llevan colores de fiesta y sandalias de tacos altos. No pueden quitarse el velo, por cierto, pero se las arreglan para dejar su cabello y su cuello mitad descubiertos. En cuanto al rostro, acumulan bases, lápices de colores para párpados y labios, gloss y blush, sin ser nada vulgares.

 

 

Poco después de nuestra llegada, el lugar se vacía en un instante.En efecto, dos policías acaban de aparecer en el patio. Los que permanecen "normalizaron" su actitud o apariencia, tomando distancia o ajustando el velo. El gerente de uno de los coffe-shops nos cuenta los frecuentes controles policiales. Aquí, los jóvenes están en límite de la legalidad, sea a nivel de vestimenta o de relación, ya que en Irán varones y chicas no tienen derecho a estar juntos, a no ser que estén casados o en familia. No hace falta vigilar la llegada de la policía, el ruído corre como pólvora de una punta a la otra del patio. El coffe- shop mismo no hace nada ilegal, pero más vale que sus proprietarios informen los jóvenes cuando hay que "respetar las leyes islámicas", sin lo cual corren el riesgo de que les cierren el lugar.

Sin embargo, comprar los policías iraníes mal pagados por el Estado y bajo en la jerarquía es fácil, común y corriente. Las anécdotas se siguen y se parecen. Mana y su novio, pescados en pleno delito de "paseo en pareja ilegal" fueron amenazados con ser llevados a la comisaría. Si hubieran pretendido estar casados, la policía los hubiera separado para verificar . "Cuál es la marca de vuestra heladera? Cómo se llama el abuelo de Mana?" son el tipo de preguntas que suelen hacer. Si no hubiera llamado sus padres, lo cual representa la amenaza más grande quizás para las chicas. Aunque éstas benefician de una libertad y una confianza muy relativa, nunca hablan de sus relaciones "pre-casamiento" con sus padres. Unica solución para callar el asunto: dar 5000 tomans (más o menos 10 dólares) a los policías para comprar su silencio. Aquella noche, un joven que fue detenido, seguramente por una razón similar, nos cuenta lo mismo. A cambio de 5000 tomans, pudo evitar el pasar la noche en la comisaría.

Mana tiene 17 años. Vino con su novio, 21 años, y su amiga Nina. Desde que tiene 15, ella sale seguido al Gandhi, juieves o viernes (fin de semana musulmán), porque está lleno de jóvenes como ella. Si no, los mejores lugares para encontrarse son las fiestas privadas. En breve, la mayoría de los jóvenes vienen aquí para el levante. Como lo explica aquella abogada francesa de orígen iraní, "las chicas se pintan para agarrar el pescado".

 

David, 22 años con su look fashion y sobre todo sus anteojos explosivos, vive sobre la avenida más cara de Teherán. Birome en el bolsillo, siempre a mano, distribuye su número de teléfono a las chicas que lo acceptan. En cuanto a Amir, opta por la técnica "tarjeta design", letras plateadas con fondo negro. Esta noche, David muestra con orgullo su palmarés: 5 chicas se llevaron su número. Aparentemente poco preocupado por el hecho de que ya tiene novia, nos explica el objetivo de la maniobra: si una de ellas llama, él la llevará a la casa vacía de su amigo. Otro jóven iraní que encontramos en Isfahán hace creer a sus padres que da clases particulares de inglés para poder llevar a su casa una de las 5 novias que tiene... Según él, tener varias novias es una práctica corriente: no sólo ver siempre la misma persona en el mismo lugar sin atraer las miradas es difícil, sino que ninguna relación tiene largo plazo por asegurado.

Entonces: hay mucho menos tabúes de lo que imaginamos sobre la relación hombre-mujer en Irán? No es tan simple. Aquellos excesos no involucran verdaderamente todos los jóvenes iraníes.En Gandhi, nos encontramos con gente de clase sócial alta: lo vemos por su look, su actitud, por el hecho de que muchos hablan inglés. Quizás David y Amir sean ellos mismos excepciones.Tampoco es tan fácil saber cuál es la cantidad de realidad y la cantidad de mentira por orgullo.

Sin embargo, un viento de libertad, podríamos decir de rebeldía, sopla dentro de las nuevas generaciones. Un estar podrido colectivo con las reglas demasiado estrictas que prohiben verse libremente entre hombres y mujeres, que mantienen las mujeres en cárceles de telas y sedas, que oprimen las veleidades de expresión y finalemente establecen un clima de suspición permanente, que siempre sentimos al principio de nuestros encuentros.

Según una opinión generalizada, la elección de Khatami fue lo que inauguró o alentó aquellas aspiraciones liberales. Nuestros interlocutores, vestidos más o menos "relajadados", reconocen que jamás hubieran sido tan audaces antes de la llegada de Khatami al poder. David, cuando lo detuvieron e interrogaron porque paseaba en compañía de una muchacha, se defendió invocando al presidente:" Khatami dijo que las relaciones entre varones y chicas debían ser más libres" .Llos policías contestaron "damned Khatami!" . También encontramos un iraní que inmigró en Francia, se casó con una francesa y trajo toda su familia de veraneo en Irán, después de 7 años de ausencia. Los cambios son reales. Siete años atrás, las mujeres estaban todas vestidas de negro, la gente hablaba mucho menos libremente. "Parecía que llevaban toda la tristeza del mundo". En una palabra, hoy en día se sienten mucho más felices.

Cómo interpretar por lo tanto la naturaleza de las relaciones entre chicas y chicos? Podríamos decir con razón que se trata de una liberación feliz contra la mano religiosa puesta en todo lo político y toda la sociedad? Al haber "colado" lo que sucedía en los coffe-shops, empezamos a sentir el ambiente no tan sano. La abogada franco-iraní nos explica : "No hay intermediario entre el bar y la cama.Es medio triste"

 

Lo que pasa es que los jóvenes no tienen otro lugar dónde encontrarse. En escuelas y universidades, los cursos son rara vez mixtos y los estudiantes están vigilados constantemente. En la calle, corren menos riesgo que antes de ser detenidos, pero no tienen todavía la libertad de comportarse como pareja. Y finalmente, el riesgo viene menos de los policías y basijis que de la gente que conocen y los conoce.Al ser vista en compañía de un hombre que no pertenece a su familia una muchacha puede tener su fama destruida. Más vale esconderse... en lugeres privados , o sea cuartos de dormir.

Qué ocurre en la intimidad del cuarto, es difícil sáberlo. Verdaderas relaciones sexuales? Algunos nos lo han asegurado, pero pocas mujeres podrían permitirse financieramente una operación para "recobrar" su virginidad... indispensable en el día del casamiento. El jóven que conocimos en Isfahán nos explica que no tiene el mismo tipo de relaciones con sus 5 novias, que van desde la simple charla hasta las relaciones sexuales. Con una diferencia sin embargo, ya que nos aclara que el varón, durante la relación, no "habre" la mujer (traducción bruta, "open" en inglés). Por lo tanto, a pesar de sus confidencias, un rincón de misterio permanece.

En fin, los jóvenes iraníes que se citan se encuentran rápidamente uno en frente del otro en la intimidad, sin etapas intermediarias y sin haber tomado el tiempo de conocerse. La abogada franco-iraní nos explica que los jóvenes iraníes no tienen amigos mixtos como nosotros, porque no tienen la oportunidad de salir juntos.Ella los califica de "desarraigados"; quieren imitar las actitudes occidentales, pero en la práctica sólo lo pueden hacer de manera exesiva, a causa de las barreras sociales, religiosas, políticas, morales. Finalmente, todos esos encuentros y charlas nos dejan con la misma sensación: atestiguan acerca de las frustraciones que la juventud vive- soporta- día a día.

Autores: Isa, Chacha y Charlotte

 

 

 



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